Los huevos de Lucio
He visitado en muchas ocasiones este establecimiento, y he vivido su crecimiento (en clientela) y su caída (en servicio). Al principio era un sitio acogedor, diría que hasta romántico, para ir a cenar, a comer, o simplemente para tapear. Pero, como pasa en tantas ocasiones, el éxito ha pasado factura. Nuestra última experiencia quita las ganas de volver. Para empezar, el local está bastante sucio. Abarrotado de gente, lo cual no me molesta, siempre hay que esperar una buena fila. Los camareros corriendo de un lado a otro, como poseídos, te empujan si pasan por tu lado... Eso sí, hay un jefe de sala que es un crack. Le pides una mesa y, sin apuntar en ningún sitio, se acuerda del orden de los grupos para ubicarlos. Cuando te llaman porque ya tienen una mesa para tu grupo, te sitúan en un pequeño reducto en el que compartes hacinamiento con otros tantos. Recuerdo que una mujer exclamaba cuando se encontró sentada: "¿y para meterme en este rincón hemos venido a Madrid?". Sin com...